Desnudos en la cama, Christian toma de la mano a su amado. Lo mira triste.
--¿¡crees que mi vida ha sido fácil?¡ Tal vez el Christian perfecto y superficial que tú conociste nació para que no me volvieran a humillar...
Christian se sienta en la cama para estar frente a frente con su amado. Los dos tomados de la mano, desnudos. Hablan con el corazón.
--Yo era un pequeñajo débil y afeminado al que habían sorprendido demasiadas veces con las cosas de las chicas, me probaba sus chaquetas e incluso muchas veces les cambiaba las golosinas por dejarme llevar sus zapatos un rato... Todos se burlaron de mi... En las duchas siempre me insultaban, se reían de mi y pese al miedo me gustaba ver todos esos cuerpos desnudos... Una vez un chico mayor en el vestuario me sorprendió registrando su ropa interior... Nunca en la vida había sentido tanto miedo... Me empezó a pegar y te juro que en ese momento hubiera querido morirme. Me decía que no valía nada, que un gay era una basura, que debería estar muerto y yo te juro que quería estar muerto, que no quería ser ese monstruo del que hablaba... Me pegó y me pegó y yo estaba tranquilo porque estaba seguro que iba a morir... No hubiera querido volver a casa... Mi padre se puso furioso y fue a hablar con el director, me obligó a decirle quien me había hecho esto... Yo no quería y lloraba y mi padre me decía que los hombres no lloraban y el director se reía, le decía a mi padre que todos se reían de mi porque era maricón... Mi padre hubiera matado al director de no ser porque el chico que me había atacado dijo que fue porque yo le estaba oliendo sus calzoncillos...
Al revivir su dolor siente la misma pena de entonces, Emilio lo mira conmovido. Lo va acariciando. Christian sigue:
--mi padre tenía los ojos blancos... parecía un monstruo... Entonces me dio una bofetada tan grande que me caí de espaldas. Mi padre me dijo que él no iba a criar un hijo maricón y que no volviera a casa... Él se fue... No lo volví a ver...
--¿fue cuando os abandonó?
--si, nunca supimos de él...
--¿tú que hiciste?
--Todos se reían de mi. el chico que me atacó me dio una patada... Yo me quedé ahí llorando, no sabía que hacer... me quedé en un rincón de la clase a llorar... Mi madre me vino a buscar, cuando supo lo que pasó se molestó con mi padre entonces mi padre le dijo a mi madre que yo era maricón por su culpa y se fue. Mi madre me vino a buscar, me abrazó... Nunca lloró, nunca me reprochó nada... Sí, he ido de cama en cama porque ha sido la única manera de sobrevivir que he encontrado, de no pensar que mi madre nunca ha sido feliz por mi culpa, que los dos hombres que la han amado la han abandonado por tener un hijo maricón, primero mi padre y ahora el tuyo. Mi madre siempre me había apoyado y nunca me pidió nada a cambio, sólo ahora cuando me suplicó que ocultara que soy gay y no le hice caso...
Christian llora. Emilio le acaricia esas lágrimas y lo abraza con fuerza.
--te amo --le dice Emilio.
Emilio mira con orgullo a su amado que luce la medalla que era de su abuela. Le sonríe muestra le señala la medalla:
--más que nunca estoy convencido que sólo tú la mereces.
Emilio une su cabeza con la de su amado. Lo acaricia.
--te amo tanto...
Christian le sonríe:
--gracias, gracias por amarte tanto.
Duermen abrazados, el uno muy pegado al otro durante toda la noche. Ni en sueños se quieren separar. Son felices juntos. Emilio tiene un sueño extraño. Él está siendo crucificado tal y como la historia cuenta que fue crucificado Jesús. Están todos los que conoce a los pies de la cruz. Lo insultan.
--¡muerte al maricón...¡
De repente alguien le clava un puñal en el vientre y todo se llena de sangre. Es el propio Christian quien le clava ese puñal. Emilio se despierta sofocado. Mira a Christian con amor, con miedo. Se lleva las manos a la cabeza:
--¿¡qué he hecho, Dios mío?¡
Christian duerme tranquilamente, con la medalla de la abuela de Emilio. Éste se llena de culpa. Sabe que no es digno del amor de Jehová su Dios. Se viste en silencio. Desaparece con culpa, con miedo a que todos le reprochen lo que ha hecho. Cuando llega a la casa en taxi su padre lo estaba esperando.
--¿¿¡¡se puede saber dónde estabas?¡
--sali a pasear...
Emiliano agarra a su hijo del cuello:
--¡¡¿toda la noche?¡
--¡¡me haces daño papá¡¡
Emiliano va empujando a su hijo hacia el auto:
--¡¡vamos ya... esta tarde es la reunión y espero que seas sensato para pedir perdón y suplicar la clemencia de Jehová... nos has deshonorado a todos los hermanos y espero que sepas pedir perdón...¡
Mientras Emilio se va con su padre, Christian se despierta en esa cama dónde tan feliz ha sido. Busca con su mano acariciar a su amado.
--¡¡Emilio¡
Se levanta totalmente desnudo. Tiene un mal presentimiento. Va hacia el baño con la esperanza de que no sea cierto. Se hunde al ver que no está. Regresa a la cama. Mira ese lugar en el que tan feliz ha sido, triste. Abatido. Se aferra a la medalla que le regaló. Una lágrima desliza por sus mejillas.
Con desesperación Christian no quiere aceptar que Emilio lo deje y vuelve atrás. A la casa de campo. Una anciana le dice que se fueron.
--¿¿donde?
--A la ciudad...
Lo busca en casa de su hermana pero nadie responde a su llamado. No hay nadie en la casa. Una vez más se refugia en casa de su madre porque está seguro que ella siempre lo apoyará. Entra con su llave pero ella no está. Ve una nota de ella:
--necesito estar salí, salí por un par de días...
Con el alma destrozada, Christian regresa a su casa. Julia lo espera intrigada:
--¿¿dónde has estado??
--Fui a buscar a Emilio...
Julia sonríe:
--¡¡has pasado la noche con él... has ganado la apuesta...¡
Reconoce la medalla de Christian:
--¡¡es la que llevaba siempre él... eso es prueba de qué ganaste la apuesta...¡
Christian esconde la medalla bajo su ropa y muy triste dice:
--No, soy un auténtico perdedor... Esta apuesta la perdí yo.
Christian se va a ir a su cuarto deshecho pero Julia lo toma de la mano:
--No te tomes así, todos perdemos alguna vez en la vida.
--ya claro...
--¿te enamoraste de él?¿es eso?
--No quiero hablar de él...
--Sabes he conocido a un chico tiene un amigo gay que es muy guapo, te quiere conocer...
--No, paso.
--¿porqué?
--porqué estoy cansado de equiparar el sexo a un apretón de manos...
--definitivamente perdiste la apuesta, fue el misionero ese el que te cambió a ti.
--en serio Julia no tengo ganas de hablar de eso...
--Ya pasó... no lo lograste. tienes que superarlo. Has pasado cientos de hombres en tu cama ¿¿qué es uno que no has podido tener? LO olvidarás...
--No, no quiero.
--entonces haz algo...
A Christian de repente se le ocurre algo:
--¡¡si, tienes razón... en la iglesia... digo el salón... ahí deben saber de él...¡
--¡no Chris, no te metas ahí...¡
Pero Christian no la escucha. Está demasiado ansioso como para escuchar algo.
Mientras la congregación está reunida. Emilio de pie en frente de todos, señalado. Humillado. No mira a los ojos a nadie. En primera fila su padre y su hermana avergonzados. Eduardo al lado de ella con miedo. Los ancianos dirigen la reunión.
--es para mi muy doloroso y vergonzoso comunicar a todos nuestros hermanos que nuestro hermano Emilio ha sido sorprendido cometiendo grave y gravoso pecado de homosexualidad e incesto. En la idea de su estado anormal y abominable y ante su negativa en ver que ha sido engañado por un repugnante estilo de vida llenándonos a todos de vergüenza, en nombre de Jehová Dios no tengo más alternativa que expulsarlo de nuestra congregación quitándole el derecho a seguir llevando la verdad...
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